Mi Guía Cuando Estoy Nervios@ o Preocupad@” — Una Herramienta Práctica para Gestionar la Ansiedad
- luisarusvic
- 28 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 nov

La ansiedad y la preocupación forman parte de la vida: a veces aparecen en momentos concretos y otras veces nos acompañan durante días. Sin embargo, cuando estas emociones nos desbordan, es fácil sentir que no tenemos control sobre lo que pensamos o sentimos. Por eso, contar con herramientas prácticas, claras y fáciles de usar es fundamental.
La guía “Mi Guía Cuando Estoy Nervios@ o Preocupad@” es un recurso diseñado para ayudar a niños, adolescentes y adultos jóvenes a ordenar lo que sienten, entender qué les está activando emocionalmente y aprender a regularse de forma saludable.Esta guía puede ser utilizada en casa, en consulta o en el colegio.
1. Identificar la preocupación
El primer paso consiste en poner en palabras lo que nos preocupa. Escribirlo ayuda a sacarlo de la mente y verlo desde fuera.En el documento se invita a describir con claridad el motivo de la inquietud:
“¿Qué me preocupa? (Escríbelo)”
Este gesto tan sencillo rebaja la intensidad emocional porque deja de ser algo difuso y se convierte en algo concreto.
2. Observar el pensamiento que aparece
Cuando nos preocupamos, no solo sentimos: pensamos. Muchas veces esos pensamientos son exagerados, catastróficos o poco realistas.Por eso, la guía propone anotarlos:
“¿Qué pienso? (Apúntalo)”
Aquí no se juzga el pensamiento, solo se observa. Esto permite detectarlo sin fusionarnos con él.
3. Reemplazar el pensamiento por uno realista
El siguiente paso es modificar el pensamiento para que sea más ajustado a la realidad.La guía indica que un pensamiento realista debe:
Estar en presente
No usar palabras absolutistas como “siempre, nunca, todo, nada”
No asumir cosas sin pruebas.
Este paso ayuda a que la persona deje de hablarse de forma dura o alarmista y empiece a hablarse con calma y objetividad.
Ejemplo:Pensamiento inicial: “Me va a salir todo mal.”Pensamiento realista: “Puedo hacerlo paso a paso. No tengo que hacerlo perfecto.”
4. Preguntarse: ¿Tiene solución?
La guía enseña a diferenciar entre preocupaciones solucionables y preocupaciones que no dependen de mí. Si la preocupación sí depende de mí, se propone:
“Escríbela, plánealo, si es realista, hazlo.
Si la preocupación no depende de mí, la guía recuerda que frustrarse es frecuente, pero existen herramientas para romper ese ciclo, como:
Distracción consciente
Respiración
Pensamientos realistas sobre uno mismo
“Tiempo de preocupación” (dedicar solo un momento concreto al día a pensar en ello)
Esta distinción es clave porque ayuda a no gastar energía en lo que no podemos controlar.
En el enlace adjunto puedes descargarte la mini guía para ponerla en práctica.




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